jueves, 28 de enero de 2010

El infierno de un país arruinado

- Mamá, mamá, mamá... - gritaba desesperadamente Joyce mientras veía como los escombros se llevaban sus pertenencias pero sobre todo a algo más preciado: a su madre.

- Mamá, ¿no te parece que desde hace una semana se perciben temblores grandes de tierra que van en aumento? - preguntó Joy.

- Hijo mío, llevo en Haití toda mi vida, y estos temblores son frecuentes. No te preocupes - intentó tranquilizarle Kenia, la mujer que dio a luz a Joy, un chaval que como veremos, es más astuto que un zorro.

Desde el día del terremoto, Joyce vagó como muchos otros miles de niños por la ciudad. No tenía techo donde dormir ni nada que comer. Pasaban los días y las ayudas no llegaban. Él era uno de los muchos huérfanos que quedaban en el país; si a aquello se le podría seguir llamando país... Pasada una semana, recuperaron el cadáver de su madre. Sorprendentemente, Joyce no lloró. Aquello era aterrador.

Por fin llegaron las ayudas. Se le acercaron unos ingleses y le preguntaron:

- Do you want to go with us? - lo que en la lengua de Joy significaba que fuera con ellos, pues el chaval había ido unos cuantos años a la escuela y sabía lo que decían.

- No, gracias - y escapó corriendo.

Mientras los equipos de rescate rescataban cadáveres o en algunos casos, supervivientes, Joy no hacía nada más que permanecer sentado a la espera de que alguien lo recogiera o a la espera, incluso, de la muerte. No tenía nigún motivo por lo que vivir, o eso es lo que pensaba yo. Su padre muriera hace años y su madre era lo único que tenía. Poco a poco fueron llegando más alimentos y ayudas sanitarias. ¿Os acordáis de los ingleses que estuvieran con Joyce? Pues no, no eran buenas personas con ayuda, si no todo lo contrario. Secuestraban niños y los vendían en el mercado ilegal. Vamos, algo terrorífico. Joyce se dedicó los días sucesivos a ayudar a los más necesitados, puesto que él estaba en mejores condiciones que la mayoría. Por otra parte, intuía que algo iba a pasar...

- Queridos haitianos. Os recomiendo mantener un orden y por favor, distribuiros las ayudas - dijo el presidente haitiano, Bruce Keitá, después de los altercados sucedidos en las distintas sedes de las ONG distribuidas por el país.

El discurso siguió. Al final Joyce, saltándose los controles policiales, se acercó al presidente y le dijo:

- Señor presidente, esto es un infierno. Las ayudas no llegan, las epidemias se expanden, los saqueos, todo señor presidente, TODO - argumentó Joyce - Y hay otra cosa. Creo que hay mafias traficando con niños... Ingleses, Bruce - comentó el chaval atreviendose a mencionar su nombre.

- Lléveme a ese sitio, chaval. Ah, ¿cómo es tu nombre? - preguntó el mandamás.

- Joyce, señor, Joy - contestó - Pero déjeme tiempo para averiguarlo.

Pasado un mes de la catástrofe, Joy volvió a ver a los ingleses y los siguió. Cuando descubrió la guarida se lo comunicó a Bruce. Este para sorpresa de todos, decidió ir sin ningún guardia pero con algo más valioso; uno de los únicos que sobrevivió con astucia a la catástrofe, Joyce.

Llegaron a la guarida al mediodía y, nada más entrar, vieron cadáveres de niños y mismo niños encarcelados para ser vendidos como esclavos, o algo peor... Joy localizó a un ex-compañero de escuela, Marlon. Quiso hablarle pero la presencia de los guardias lo hizo callarse. Dialogó con Bruce haber que podían hacer. Decidieron matar a los guardias. Sigilosamente se acercaron a ellos y los ahogaron. Les quitaron todas las armas y también las llaves de las celdas. Los niños, excitantes, comenzaron a gritar. Entonces fue cuando vino aquel inglés que Joyce había visto antes. Los niños ya se habían escapado; Joyce y Bruce, consiguieron matar a un gran número de ingleses, pero no sin graves consecuencias: Joy y Bruce muertos.

Los agentes reales se dieron cuenta de que no volvían y fueron en su busca. Arrestaron al resto de ingleses y localizaron los dos cadáveres en la orilla del río donde estaba la guarida. Aquello, con cadáveres, si que era el verdadero infierno. También se descubrieron miles de cadáveres ejecutados. El principal ´´mano derecha`` del presidente se pegó un tiro y murió al lado de los otros dos héroes de aquel país: Haití, si como dije antes, a aquello se le podía seguir llamando país...

Aquí una pequeña reflexión sobre lo que es el infierno: el infierno yo creo que no es aquel lugar histórico donde habitan los demonios, si no que esos llamados demonios aparecen en forma de catástrofes como huracanes, ciclones, atentados, terremotos, tsunamis... y que se ceban con una parte del planeta convirtiendo esa parte o porción de nuestra Tierra en el verdadero INFIERNO.


2 comentarios:

  1. Una historia que sucede en el infierno, sin duda. Quizá por eso no puede tener un final feliz.
    Una pregunta: ¿Por qué a los demonios en vez de demonios les llamas ingleses?

    Saludos, señor John.

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  2. Los demonios son los ingleses porque la mayoría son muy suyos no se si me entiende. No aceptan la UE. Y luego en fútbol siempre tienen las suyas con los españoles jaja.

    Saludos señor Merlín.

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